sábado, 27 de febrero de 2010

El libre acatamiento de Mi omnipotente voluntad.

Yo, con mi proverbial omnipotencia, tras una insulsa, indolente e infinitamente vacía y larga existencia, decidí crear el mundo de forma completamente arbitraria. Fue así que Me dio por dotar al ser humano de libre albedrío. Por otro lado, éste debe creer en Mí y adorarme, acatando en todo momento Mi sabia voluntad. El problema surge para entender cómo la especie humana puede ejercer su libertad respetando Mi voluntad. ¿Cómo deben Mis devotos borregos saber cuándo han de tomar sus propias decisiones y cuándo han de cruzarse de brazos esperando el cumplimiento de la divina providencia?. Ese es un tema delicado que conviene rebozar con todo el oscurantismo posible para evitar que una contradicción tan evidente dañe la fe. Se puede construir un complejo entramado para despistar como decir que la libertad humana no es algo absoluto y que aún siendo limitada es libertad al fin y al cabo, filosofando de manera enmarañada hasta acabar dando argumentos vacíos y maravillosamente Absurdos acerca de ésto, con lo que se consigue evitar el verdadero problema de fondo que no es la libertad humana, que sí puede ser limitada, sino la Mía, que no puede serlo. La existencia de libre albedrío supone la existencia de aspectos de la vida humana en los que Yo no tengo poder de decisión y eso es contraproducente a la hora de alardear de omnipotencia y de omnisciencia. Sin ésta también se vería muy dañada Mi reputación como la causa primera y dejaría Mi existencia de ser "el gran comodín del pensamiento". Llegados a éste punto la solución chapucera es decir que soy Yo, libremente, quien decido limitar Mi omnipotencia. Lo cierto es que, sea cual sea la causa, una omnipotencia limitada suena un poco chungo. Pero por otro lado sería poco omnipotente no poder limitarse a uno mismo. Además si en todo este asunto mezclamos mi presunción de bondad, se llega a tal profundización en el completo Absurdo de Mi existencia, que es perentoria la necesidad de refugiarse en el recurso del Misterio Divino.

Reconozco la dificultad en diferenciar entre aquello que acontece en la vida de Mis crédulas criaturas como consecuencia de sus actos y aquello que les ocurre a causa de Mi caprichosa voluntad. La interpretación no puede sino ser completamente arbitraria y subjetiva, realizándose siempre a conveniencia, de forma que se favorezcan los intereses de Mi fe y de Mi Santa e Hipócrita Iglesia. Así es como debe ser el funcionamiento de una fe basada en verdades inmutables y absolutas.
Lo que ha de quedar completamente claro es que Mis queridos borregos han de tener la virtud suficiente como para acatar libre y servilmente Mi arbitraria voluntad con resignación cristiana, por muchos padecimientos que Yo les haga pasar de manera siempre arbitraria y antojadiza.

lunes, 22 de febrero de 2010

Creer por creer.

Por suerte para la fe, hijos Míos, el ser humano manifiesta una proverbial capacidad de creer aquello que ansía creer, al margen de cualquier evidencia en contra. Para ello es necesaria una mentalidad capaz de elaborar únicamente razonamientos en los que se utilizan de forma exclusiva premisas cuidadosamente seleccionadas en función de la conclusión que se desea obtener y se desechan arbitrariamente aquellas que puedan resultar inconvenientes, por muy avasalladoramente numerosas y evidentes que puedan ser. Cuando la necesidad de creer algo es acuciante, nunca son necesarias las pruebas a favor ni suficientes las evidencias en contra. Todo lo más se fabrican argumentaciones autojustificantes a favor de Mi existecia tan simples como que no puede ser que la vida no tenga ningún sentido transcendente. Así es como, desestimando todas las contradicciones que conlleva Mi existencia, se acaba considerando lógico aquello que se desea que así sea de una forma completamente injustificada y visceral. Con esta impecable lógica se convierte aquello que se desea probar en prueba. Viene a ser como decir, Dios puede existir o no pero ¿a tí que te pide el cuerpo? ¿que exista?, pues siendo así esa es la incontestable prueba de su existencia. Al fin y al cabo, el cerebro humano tiene una gran tendencia a ahorrarse largos y sesudos razonamientos buscando cómodos atajos en lo sobrenatural. Esa facilidad para creer en lo que se desea creer ha sido siempre muy bien explotada en provecho propio por brujos, hechiceros, curanderos, astrólogos, magos, parapsicólogos, clérigos, sacerdotes, chamanes, videntes y demás profesiones sustentadas por la credulidad.



Ante el hecho de que el individuo sea levemente consciente de la pequeñez y la insignificancia de su existencia le provoca frecuentemente un pánico existencial ante el que busca refugio en la religión. En base a esta necesidad de creer se construye toda la Absurda estructura religiosa y sus justificaciones asociadas acerca del mundo y de la naturaleza del hombre. Todo a base de creer únicamente lo que se desea creer y de utilizar ésto como prueba autojustificante.
Por supuesto que dicha capacidad de creer a toda costa, que ha desenbocado en la invención de tantos dioses y demás criaturas mágicas y fantasiosas, es obra del único dios que realmente existe y ese soy Yo.
Muy a menudo, devota feligresía, el miedo a Mi no existencia es la única prueba utilizada a favor de ésta. Eso es completamente Absurdo e irracional, hijos Míos, pero ese el verdadero fundamento de la fe que sustenta religiones como la Mía, la única verdadera.

martes, 16 de febrero de 2010

Vuestra Señora de la Blogosfera.

Hoy, que estoy especialmente generoso, os voy a obsequiar con una nueva imagen que os pueda servir, queridos feligreses, como idolátrico objeto de culto y veneración.


Es evidente que, en la noble tarea de lograr la difusión de la nueva Cibereligiosidad que he creado para adaptarme a las necesidades de los nuevos tiempos, se hace necesaria la incorporación de una advocación mariana propia y completamente nueva, que se una a las miles existentes en la religiosidad tradicional. Por eso en lugar de una imagen típica, consistente en una talla encontrada fortuitamente por los campos, os ofrezco directamente una imagen en formato "jpg". Así es como Yo, vuestro Dios, os presento a Vuestra Señora de la Blogosfera, con la que podéis aplacar vuestra más cutres necesidades espirituales. De momento será la Patrona de la Blogosfera, y se ubicará en Blogger, pero, como suele pasar con éstas cosas, en un futuro puede que aparezcan nuevas vírgenes propias en otras plataformas como Wordpress, Blogia o Blogalia.
En la imagen, mucho más fiel al aspecto real actual de la Reina de los Cielos, puede apreciarse nítidamente su armoniosa, serena, delicada inigualable belleza, de caracter obviamente sobrenatural. Salta a la vista que dicha belleza supera a la de las imágenes que existían hasta ahora, además de ser más fiel al original que Vírgenes como la del Rocío, Guadalupe, Luján, el Carmen o el Pilar.
Os exhorto a que la oréis servimente y que la llevéis a modo de estampita en vuestros iPhone o cualesquiera dispositivos de telefonía móvil, portátiles, reproductores de MP4 y todo tipo de tecnología que permita la visualización de imágenes "jpg". No estaría de más revestir dichos dispositivos de plata, seda y todo tipo de joyas, cosa siempre muy merecida y agradecida por Vuestra Señora. También podéis crear un grupo de adoración tanto diurna como nocturna en Facebook u otras redes sociales, y sacarla de ostentosa procesión por el mundo virtual. Todo ello sin olvidarse de Mí y de ponerle velas a Mi Blog, cosa que acostumbra a ocurrir cuando se le tiene tanta devoción a otras divinidades de Mi religión monoteísta.
Ya podéis saciar vuestras ansias espirituales y avalanzaos a una obsesiva adoración de Vuestra Señora de la Blogosfera, hasta fundar la más grandiosa, multitudinaria y multimedia de las devociones existentes.

jueves, 11 de febrero de 2010

El sacramento de la oración.

La oración representa, hijos Míos, una de las más importantes partes de una religión. Hasta que no creé este blog suponía la única forma del del creyente de comunicarse directamente conmigo con el fin de rendirme suplicante pleitesía. Dada Mi sublime condición de ser bondadoso, omnipotente, omnisciente y omnipresente, el hecho de esperar a que se Me pidan las cosas en oración para darme por enterado puede ser un tanto desconcertante. También lo puede ser el que Mis actos libres y todopoderosos se vean influenciados por tales peticiones de Mis mortales creyentes.Un malvado ateo podría argumentar que la oración es una evidencia de que las divinidades han sido creadas por la mente humana para dar respuesta a sus necesidades. Que no es sino una peculiar manifestación supersticiosa que se basa en la necesidad humana de crearse una ilusión de falso control sobre partes de su vida o de la de otras personas sobre las que nada pueden hacer. Ésto se ve acrecentado sobremanera en situaciones de desesperación e impotencia. También responde a un recurrente gusto por los rituales y a otra necesidad, consecuencia de la visceral necesidad de Mi existencia, como es la de sentirse protegidos y escuchados por una divinidad cercana con atributos muy humanos, por muy irracional y contradictorio que esto pueda ser. Dicha necesidades fomentan también la aparición de otras figuras más mundanas como santos y vírgenes a las que también poder orar con más confianza. La oración debe ser inculcada cuanto antes a los niños para asegurarse de que se hacen adeptos a Mi religión.
El hecho mismo de ansiar y exigir el que Mis feligreses se postren servilmente ante Mí puede resultar un tanto Absurdo y cutre para alguien de tan suprema condición como la Mía, que ha llevado una existencia infinita antes de crear a criaturas tan pedigüeñas y necesitadas de Mí. Pero lo cierto, querida feligresía, es que más infinita que Mi existencia es Mi arbitraria arrogancia y eso justifica tanta exigencia y demanda de plegarias por Mi parte. La oración tiene más valor cuanto más sufrimiento se experimente durante el acto. Por eso valoro tanto cuando se Me reza de rodillas o cualquier otra postura que demuestre una penosa humillación ante Mí, cuanto más mejor.
¡Oradme hijos Míos servilmente postrados ante Mí!. Sólo así puede que Me digne a acordarme de vosotros.

lunes, 8 de febrero de 2010

Mi maravillosa creación.

A menudo acostumbra a argumentarse, como prueba de Mi existencia, lo maravillosa que resulta Mi creación. Se utilizan argumentos del tipo de la grandiosidad de un paraje natural, el colorido de una mariposa o la belleza y fragancia de una flor para decir que no son sino evidencias ante los ojos humanos de la mano de un sublime creador. Resulta muy efectista y tengo que alabar el resultado que ésta forma de argumentación ha obtenido históricamente.


Sin embargo, como acostumbra a ocurrir con cada uno de los fundamentos religiosos, no conviene profundizar en dicho razonamiento porque enseguida se demuestra como inconsistente. Sí que es cierto que hay preciosos valles, pero por los que en ocasiones pueden discurrir desastrosas riadas. Sí que puede resultar sumamente bella una mariposa, pero su formas larvales pueden ser despiadadas plagas de los cultivos. Sí que una flor puede ser vistosa y fragante, pero no impidiendo eso que pueda ser también sumamente venenosa.
Por eso querida feligresía, para utilizar éste argumento en defensa de Mi existencia hay que olvidar también existen los cataclismos naturales, las plagas devastadoras, las pandemias y los parásitos. Porque también son producto de Mi maravillosa creación los virus, las enfermedades bacterianas, las chinches, las tenias, las garrapatas y los protozoos de la malaria que matan a 3 millones de personas al año. Hay que reconocer que un niño que está quedándose ciego porque un gusano diseñado por Mí como Onchocerca volvulus está devorándole por dentro el nervio ocular, tiene más dificultades para ver como una evidencia ante sus ojos, lo maravilloso de Mi creción. En casos como éste se pierde el chispeante efecto de alegar a la grandiosidad de la naturaleza como prueba de Mi existencia. Y sin embargo existo, hijos Míos, y eso no hace sino confirmar nuevamente lo sádico de Mi condición.


Hacéis bien, queridos creyentes, en seguir utilizando siempre que os sea posible este vacío y Absurdo argumento. Es alentador cómo os lo llegáis a creer vosotros mismos y, en vuestra inigualable capacidad mental para obviar las evidencias en contra de la religión, podéis llegar a convertir a un plátano en el azote del ateísmo y en la prueba definitiva de Mi existencia.

lunes, 1 de febrero de 2010

El sacrosanto Absurdo.

Querida feligresía, esta es la definición de la RAE para el término absurdo:

absurdo
, da.
(Del lat. absurdus).
1. adj. Contrario y opuesto a la razón; que no tiene sentido. U. t. c. s.
2. adj. Extravagante, irregular.
3. adj. Chocante, contradictorio.
4. m. Dicho o hecho irracional, arbitrario o disparatado.


Una vez vista tal definición espero que quede claro a toda Mi feligresía lo mucho que debe la fe religiosa al absurdo, ya que su existencia sería imposible de no asimilarse plenamente dicho concepto. El absurdo está presente en cada uno de los elementos que estructura una religión y, como tal, ha de ser plenamente asumido. Es perdonable intentar renegar de su indispensable labor, pero recordando que todo coqueteo con la razón, por mucho que pueda publicitar, deberá estar debidamente controlado y limitado por una mentalidad religiosa, para evitar al individuo la pérdida de la luz de amor y esperanza que representa su absurda fe en Mí. Mi religión rebosa de fundamentos sin sentido, irracionales, extravagantes, chocantes, contradictorios, disparatados y, como no podía ser de otra forma, completamente arbitrarios.
Dichos fundamentos se justifican entre sí mediante intrincadas redes de absurdos razonamientos que forman un grandioso bucle del absurdo. Es una estructura espectacularmente voluminosa construida mediante absurdas divagaciones sobre cimientos de premisas absurdas y contradictorias. Quien no se deje atrapar por esta red de argumentos absurdos nada sabe de teología, hijos Míos. El problema es que Mis creyentes necesitan mucho espacio donde poder construir sus grandes, absurdas y huecas argumentaciones cuya función no es otra que la de impresionar por su tamaño, y cuando se enfrentan a los denostables ateos, no pueden contar con tanta permisividad irracional como con la que cuentan cuando divagan entre creyentes. Sólo así puede justificarse el caracter monoteísta de una religión, como la Mía, con 3 dioses en 1 y plagada de los más variopintos y mundanos semidioses.
Quiero recordar, querida feligresía, que en auxilio del absurdo hay dos elementos básicos en Mi religión:
- La pretendida separación entre órdenes del conocimiento. De esta forma se separa el conocimiento racional del por Mí revelado y se consigue salvaguardar el absurdo en toda su pureza, así como elevarlo al rango de categoría de fuente válida de conocimiento. Es muy útil para defenderse de la ciencia.
- La culminación del absurdo está representado en Mi religión por el Misterio Divino, que resulta, además la dispartada respuesta comodín ante todas las contradicciones de Mi Iglesia.
Es muy importante recordar que el absurdo inculcado en edades tempranas permite una mayor y menos traumática asimilación por pate del individuo, y le inmuniza ante el posterior desarrollo de la capacidad crítica y de la razón. Es la capacidad del creyente para convivir con el absurdo, lo que le protege de los despropósitos del ateísmo, como queda bien patente en cada argumento utilizado por Mis feligreses en la defensa de su fe.
El absurdo es bueno porque es el único lugar al que no llega la razón. El absurdo tiene que ser bueno porque es lo único que permite la existencia de algo tan bueno como Mi Santa e Hipócrita Iglesia y su fe en Mí. El absurdo es beneficioso para la fe porque, de hecho, de no ser por él la fe no sería necesaria. Por ello quiero, querida feligresía, animaros a que reflexionéis acerca del tema hoy tratado pero, por supuesto, de forma completamente absurda.
¡Alabad hijos Míos al absurdo, porque es lo único que permite que Mi existencia quede públicamente patente en este sagrado blog!.

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