La fe verdadera debe estar basada en unos dogmas de fe. Dichos dogmas, gracias a la inestimable ayuda de la visceral necesidad de Mi existencia y del adocrinamiento temprano, se incrustan en la mente humana constriñéndola de dos formas fundamentales:
1 - Se debe interpretar cualquier tipo de razonamiento buscando hacerlo compatible los dogmas y, siempre que eso no sea posible por mucho que se fuerce dicha interpretación, que es mucho más a menudo de lo deseable, se deben descartar completamente tales razonamientos.
2- Se adopta, entonces, el proceso inverso que nunca falla. Se parte de los dogmas de fe como premisas fundamentales y en calidad de verdad revelada, renunciando completamente a cualquier tipo de entendimiento, para elaborar nuevos razonamientos y conclusiones basados en dicha verdad.
Los dos tipos de razonamiento religioso logran un magnífico constreñimiento pero es, si cabe, más aborregante el segundo, consiguiendo la máxima limitación mental. Un ejemplo del primer tipo de razonamiento limitado es el empecinamiento en hacer compatible la teoría de la evolución con la religión mediante ese engendro denominado evolución teísta, así como todos los intentos de crear murallas alrededor de la ciencia para salvaguardar la religión. Ejemplo típico del segundo serían la forma en la que responden mis más devotos feligreses a la acusación de politeísmo a una religión como la Mía, con 3 dioses en 1, una deidad maléfica (el Diablo), infinidad semidioses como los santos y la omnipresente presencia de la Virgen con todas sus infinitas y pintorescamente cutres advocaciones. Lo correcto sería decir simplemente que el Evangelio dice que Mi religión es Monoteísta y que el que hace tales afirmaciones no lo conoce. Y así de sencillo, partiendo de la premisa de que la Biblia es el auténtico referente de Mi verdad, se evitaría cualquier razonamiento incómodo. En defensa de las mencionadas advocaciones marianas se diría el único argumento conocido, que por muy vacío que resulte, es dogma de fe: sólo existe una Virgen con múltiples manifestaciones objeto de culto. Es el método preferido también por los creacionistas y su defensa de Mi infinito genio creador. Frente a cualquiera capaz de hacer un razonamiento contraproducente también se puede argüir que es el Maligno quien le origina tales pensamientos o que es necesario rezarme para recuperar la fe y que Yo existo aunque no se crea en Mí (ni existan otras pruebas de Mi existencia que no sea éste blog). Maravillosamente fácil y rápido, aunque absurdo y digno de un auténtico borrego, pero lo bueno es que eso nunca es un problema para quien tiene su pensamiento limitado por la fe y se muestra solícito a dejarse pastorear. Los mismos tipos de argumentos inconsistentes se darían ante todas y cada uno de los absurdos e incoherencias de Mi religión, siendo siempre fundamental hacer buen uso del máximo oscurantismo posible y refugiándose en el misterio divino, otro dogma de fe, siempre que fuese necesario, para eludir el acoso de la razón. Pese a resultar evidentemene inútil ante quien no cree en el libro sagrado de uno, el hacer mención de algunos pasajes bíblicos en una discusión, hace al sujeto de pensamiento limitado creerse en posesión de la verdad y eleva su moral. Eso es así porque quien tiene su cerebro colonizado por la docrina religiosa, es incapaz de darse cuenta de que eso no tiene el más mínimo efecto en quien carece de tales limitaciones mentales. También es muy frecuente el uso de divagaciones en base a extrañas sensaciones en las vísceras que se interpretan, por supuesto, como provocadas por Mí, en cuanto que recurrente hipótesis a la que siempre hay que dar prioridad. Otro gran logro del constreñimiento mental logrado es que hace muy difícil al individuo entender conceptos tan sencillos como el laicismo, haciéndolo aparecer en su mente solamente como una amenaza para la única fe verdadera.
Los dogmas de fe son completamente absolutos e inmutables, pero muy a menudo conviene revisarlos y actualizarlos al avance de los nuevos tiempos, aunque no sin mostrar resistencia. Aquel que ose hacer uso de su raciocinio sin su oportuno constreñimiento sufre el inmenso peligro de acabar cuestionándose su fe y, con ello, dejar de alimentar Mi infinita arrogancia, viéndome obligado a castigarle cruelmente o dejarle caer en las garras del malvado Satanás. Y eso que mi bondad es siempre ilimitada...
1 - Se debe interpretar cualquier tipo de razonamiento buscando hacerlo compatible los dogmas y, siempre que eso no sea posible por mucho que se fuerce dicha interpretación, que es mucho más a menudo de lo deseable, se deben descartar completamente tales razonamientos.
2- Se adopta, entonces, el proceso inverso que nunca falla. Se parte de los dogmas de fe como premisas fundamentales y en calidad de verdad revelada, renunciando completamente a cualquier tipo de entendimiento, para elaborar nuevos razonamientos y conclusiones basados en dicha verdad.
Los dos tipos de razonamiento religioso logran un magnífico constreñimiento pero es, si cabe, más aborregante el segundo, consiguiendo la máxima limitación mental. Un ejemplo del primer tipo de razonamiento limitado es el empecinamiento en hacer compatible la teoría de la evolución con la religión mediante ese engendro denominado evolución teísta, así como todos los intentos de crear murallas alrededor de la ciencia para salvaguardar la religión. Ejemplo típico del segundo serían la forma en la que responden mis más devotos feligreses a la acusación de politeísmo a una religión como la Mía, con 3 dioses en 1, una deidad maléfica (el Diablo), infinidad semidioses como los santos y la omnipresente presencia de la Virgen con todas sus infinitas y pintorescamente cutres advocaciones. Lo correcto sería decir simplemente que el Evangelio dice que Mi religión es Monoteísta y que el que hace tales afirmaciones no lo conoce. Y así de sencillo, partiendo de la premisa de que la Biblia es el auténtico referente de Mi verdad, se evitaría cualquier razonamiento incómodo. En defensa de las mencionadas advocaciones marianas se diría el único argumento conocido, que por muy vacío que resulte, es dogma de fe: sólo existe una Virgen con múltiples manifestaciones objeto de culto. Es el método preferido también por los creacionistas y su defensa de Mi infinito genio creador. Frente a cualquiera capaz de hacer un razonamiento contraproducente también se puede argüir que es el Maligno quien le origina tales pensamientos o que es necesario rezarme para recuperar la fe y que Yo existo aunque no se crea en Mí (ni existan otras pruebas de Mi existencia que no sea éste blog). Maravillosamente fácil y rápido, aunque absurdo y digno de un auténtico borrego, pero lo bueno es que eso nunca es un problema para quien tiene su pensamiento limitado por la fe y se muestra solícito a dejarse pastorear. Los mismos tipos de argumentos inconsistentes se darían ante todas y cada uno de los absurdos e incoherencias de Mi religión, siendo siempre fundamental hacer buen uso del máximo oscurantismo posible y refugiándose en el misterio divino, otro dogma de fe, siempre que fuese necesario, para eludir el acoso de la razón. Pese a resultar evidentemene inútil ante quien no cree en el libro sagrado de uno, el hacer mención de algunos pasajes bíblicos en una discusión, hace al sujeto de pensamiento limitado creerse en posesión de la verdad y eleva su moral. Eso es así porque quien tiene su cerebro colonizado por la docrina religiosa, es incapaz de darse cuenta de que eso no tiene el más mínimo efecto en quien carece de tales limitaciones mentales. También es muy frecuente el uso de divagaciones en base a extrañas sensaciones en las vísceras que se interpretan, por supuesto, como provocadas por Mí, en cuanto que recurrente hipótesis a la que siempre hay que dar prioridad. Otro gran logro del constreñimiento mental logrado es que hace muy difícil al individuo entender conceptos tan sencillos como el laicismo, haciéndolo aparecer en su mente solamente como una amenaza para la única fe verdadera.
Los dogmas de fe son completamente absolutos e inmutables, pero muy a menudo conviene revisarlos y actualizarlos al avance de los nuevos tiempos, aunque no sin mostrar resistencia. Aquel que ose hacer uso de su raciocinio sin su oportuno constreñimiento sufre el inmenso peligro de acabar cuestionándose su fe y, con ello, dejar de alimentar Mi infinita arrogancia, viéndome obligado a castigarle cruelmente o dejarle caer en las garras del malvado Satanás. Y eso que mi bondad es siempre ilimitada...