El argumento de la causa primera es probablemente el más desgastado por el uso de cuantos se utilizan para intentar probar mi indudable existencia. El intrincado razonamiento se resume diciendo:
1 - Todo tiene una causa.
2 - Ninguna causa puede crearse por sí misma.
3 - La cadena de causas no puede ser infinita.
4 - Debe existir una causa primera.
Se llega entonces a la conclusión de que debe existir una causa primera, incausada e infinita. Esa causa no puede ser en modo alguna desconocida y es automática y tendenciosamente esgrimida como prueba determinante a favor de la única hipótesis barajada, la existencia del ser que hasta ahora todo el mundo conocía exclusivamente de oídas y que soy Yo, el Creador.
Reconozco que es un razonamiento simple de los que suelen causar furor en mi rebaño, pese a ser bastante chapucero, porque las siguientes preguntas que surgen son: ¿por qué nada puede ser infinito e incausado excepto Yo?, ¿No puede acaso ser infinito el Universo él solito sin necesidad de que exista ningún señor con barbas?, ¿quién creó al Creador?.
Éstas preguntas podrían fácilmente desbaratar toda la argumentación lógica si no fuese porque supondrían aceptar un límite en el conocimiento de las grandes preguntas trascendentales. Por suerte para la fe, para evitar el surgimiento de un vacío tan enorme existe un mecanismo atávico del razonamiento humano que se encarga de establecer de forma arbitraria la causa primera, impidiendo que la mayor parte de las personas vayan más allá y se limiten a conformarse con tan chapucera explicación. Así es como consiguen vivir plenamente reconfortadas en la esperanza de la fe.
Una forma de incrementar enormemente la aceptación de la demostración basada en la causa primera entre quienes aquellos más indolentes a la hora de razonar es simplificarlo al máximo quedándonos la "teoría del relojero" y sus múltiples versiones en las que sólo cambia el gremio. El pseudorazonamiento que muchos creyentes acostumbran a repetir como loritos es el siguiente: la existencia de un reloj es una prueba evidente de que existe un relojero, por lo tanto la existencia de una creación es la prueba evidente de la existencia de un Creador. La premisa fundamental es partir del concepto de creación, que es la innegable consecuencia de la existencia de un Creador, cerrando así el círculo del razonamiento.
Es muy importante el que mis feligreses tengan presente en todo momento que aquel que, de forma obstinada, continué destacando las contradicciones del argumento de la causa primera caerá en herejía y será automáticamente condenado. ¡Que ese tipo de preguntas sólo se las hacen los ateos!.
1 - Todo tiene una causa.
2 - Ninguna causa puede crearse por sí misma.
3 - La cadena de causas no puede ser infinita.
4 - Debe existir una causa primera.
Se llega entonces a la conclusión de que debe existir una causa primera, incausada e infinita. Esa causa no puede ser en modo alguna desconocida y es automática y tendenciosamente esgrimida como prueba determinante a favor de la única hipótesis barajada, la existencia del ser que hasta ahora todo el mundo conocía exclusivamente de oídas y que soy Yo, el Creador.
Reconozco que es un razonamiento simple de los que suelen causar furor en mi rebaño, pese a ser bastante chapucero, porque las siguientes preguntas que surgen son: ¿por qué nada puede ser infinito e incausado excepto Yo?, ¿No puede acaso ser infinito el Universo él solito sin necesidad de que exista ningún señor con barbas?, ¿quién creó al Creador?.
Éstas preguntas podrían fácilmente desbaratar toda la argumentación lógica si no fuese porque supondrían aceptar un límite en el conocimiento de las grandes preguntas trascendentales. Por suerte para la fe, para evitar el surgimiento de un vacío tan enorme existe un mecanismo atávico del razonamiento humano que se encarga de establecer de forma arbitraria la causa primera, impidiendo que la mayor parte de las personas vayan más allá y se limiten a conformarse con tan chapucera explicación. Así es como consiguen vivir plenamente reconfortadas en la esperanza de la fe.
Una forma de incrementar enormemente la aceptación de la demostración basada en la causa primera entre quienes aquellos más indolentes a la hora de razonar es simplificarlo al máximo quedándonos la "teoría del relojero" y sus múltiples versiones en las que sólo cambia el gremio. El pseudorazonamiento que muchos creyentes acostumbran a repetir como loritos es el siguiente: la existencia de un reloj es una prueba evidente de que existe un relojero, por lo tanto la existencia de una creación es la prueba evidente de la existencia de un Creador. La premisa fundamental es partir del concepto de creación, que es la innegable consecuencia de la existencia de un Creador, cerrando así el círculo del razonamiento.
Es muy importante el que mis feligreses tengan presente en todo momento que aquel que, de forma obstinada, continué destacando las contradicciones del argumento de la causa primera caerá en herejía y será automáticamente condenado. ¡Que ese tipo de preguntas sólo se las hacen los ateos!.