viernes, 27 de febrero de 2009

La propagación de la fe.

La fe es lo más grande que una persona puede tener, llenado su vida de la esperanza que da el amor a Mí.
Dado que la miseria es uno de los factores que más favorece la religiosidad, es lógico que Mi Iglesia se vuelque en el noble propósito de propagar la fe en ese ámbito. Como la mayor parte de la población mundial vive en condiciones de pobreza, sería descabellado no aprovechar ese enorme nicho de fe. Para lograr la salvación de tan inmensa masa de almas, hay que lograr el máximo acercamiento posible, ganándose la confianza de los pobres. Es ahí donde entran en acción las misiones de Mi Iglesia, prestando ayuda a los más necesitados para lograr así la propagación de la fe que tanto bien hace a los creyentes y su necesitada Iglesia. El problema es que muchas veces se confunde el fin con los métodos, considerándose un fin en sí mismo la ayuda a los más necesitados. Eso es un grave error, el fin es la transmisión del Evangelio y el misterio de Mi amor a la humanidad, y eso se consigue mediante un eficaz adoctrinamiento de las nuevas generaciones. Ciertamente es conveniente saber ser hipócrita y aprovechar la buena imagen que proporciona a Mi Santa Iglesia ante la opinión pública tal confusión. Pero Mi clero, sin embargo, debe tener los conceptos claros y tener siempre muy presente la realidad. Resulta muy desagradable ver cómo algunos de los religiosos que están en más íntimo contacto con las gentes necesitadas pierden la perspectiva del funcionamiento de Mi Iglesia y se obcecan en poner en práctica el mensaje que predican. Ahí debe estar siempre la jerarquía eclesial para evitar tales despropósitos, amorosamente implacable en su defensa de la religión católica y saliendo siempre adelante por muchas veces que la fe flaquee.
Por eso quiero resaltar, una reciente pastoral de Mi Santa Iglesia, recordando la necesidad de que haya más personas enviadas a las misiones. En éste artículo, tomado del diario El País se resume el espíritu de la pastoral:

Los obispos españoles creen necesario una nueva evangelización en España, "porque hay personas que no son bautizadas y no conocen el Evangelio y otras que están bautizadas y se han alejando" de él. Así lo afirmó hoy Ramón del Hoyo López, obispo de Jaén y presidente de la Comisión Episcopal de Misiones, durante la presentación de la instrucción pastoral Actualidad de la misión 'ad gentes' en España.

El prelado destacó que a España están llegando misioneros de otros lugares "para ayudarnos en la evangelización en esta tierra, porque han cambiado mucho las cosas en poco tiempo y encontramos personas que no están bautizadas, personas que no conocen el Evangelio". Del Hoyo recalcó, asimismo, que hay bautizados que "están alejados del Evangelio" a quienes debe alcanzar también "la actividad misionera o nueva evangelización. También aquí es tierra de misión", afirmó.

La instrucción pastoral, aprobada en la última Asamblea Plenaria de la CEE, trata de revitalizar la actividad misionera tanto en España como en el resto del mundo. Así, el documento destaca una "gran preocupación por el descenso de personas enviadas a la misión". Actualmente, hay 17.000 misioneros españoles repartidos por todo el mundo.

En este sentido, añade que en España ha crecido la actividad solidaria con los más desfavorecidos, pero ha descendido "la respuesta generosa a la llamada de Dios a la misión" evangelizadora. Por eso, Del Hoyo quiso dejar claro que los misioneros "no son cooperantes" y subrayó que si bien éstos dedican parte de su tiempo a atender a los más necesitados, su principal misión es transmitir el Evangelio "y el misterio del amor de Dios a la humanidad".

Me congratulo de que Mi Santa Iglesia siga teniendo claro que sus actos benéficos no son más que un método utilizado para conseguir el noble fin de propagar Mi fe y de que nada sirve ayudar a la gente si se hace de espaldas a Mí.
También resulta indignante ver cómo el desarrollo humano de países como España ha hecho que disminuya la pobreza y la ignorancia de la población, lo cual perjudica seriamente a la fe. Se avanza así hacia el horror laicista, con lo que perdemos el privilegio del adoctrinamiento, se vive a espaldas del Evangelio y disminuyen las vocaciones. Es vergonzoso cómo, incluso, comienza a haber individuos descarriados que renuncian a bautizar a sus hijos, mientras muchos de los sí bautizados viven al margen de Mi Evangelio. Se hace necesaria una gran ofensiva de Mi Iglesia y de su feligresía aborregada en contra de tantas libertades e igualdades y en pro de la vuelta al nacional-catolicismo. ¡Lo más humillante es que ésto ocurra en la piadosa España, otrora gran potencia evangelizadora!. Cualquier recurso debe ser válido para volverla a someter a Dios, que soy Yo, un tipo infinitamente arrogante que sólo busca propagar la fe en Él para poder dar su amor.

martes, 24 de febrero de 2009

Los estigmas, hemorragias benditas.

Los estigmas son las improntas del martirio Mi chaval Jesús en su crucifixión y representan la más elevada bendición que puede recibir un cristiano aspirante, ni más ni menos, que a la santidad. Es un tema de vital importancia en Mi Santa Iglesia porque muchos de los estigmatizados acaban siendo beatificados o canonizados. Son ni más ni menos que "señales de Dios".
Es un fenómeno que comienza en el siglo XIII y se considera a San Francisco de Asís como el primer estigmatizado auténtico, ya que dos años antes un británico había proclamado ser Mi Hijo y redentor de la humanidad, exhibiendo las señales de la crucifixión pero acabó siendo detenido por impostor ya que se consideró que eran auto-infligidas.
Después de San Francisco proliferó la piadosa moda de llevar heridas en las palmas de las manos, en los pies y en el costado, siendo muy abundantes los casos de fe sangrante. Algo ciertamente sospechoso es la gran variedad de tipos de heridas, que podrían despertar ciertas suspicacias.


Los dos casos más famosos del siglo XX son Teresa Neumann y el Padre Pío. A la primera sólo le fluía la sangre de las heridas poco después de abandonar su cuarto y del segundo nunca pudo demostrarse la profundidad de sus heridas de las que sólo se veía una costra que cayó en el momento de su muerte. Eso no quita para que el Padre Pío fuese un exitoso objeto de culto y que se vendiesen trozos de tela manchadas con sangre de pollo como supuestas reliquias.
Entre los estigmatizados es muy frecuente una propensión hacia el autocastigo y la mutilación, abundando los fraudes probados. A ésto debe unirse que ciertas infecciones víricas pueden también presentar síntomas similares, como el papiloma.
Por último tengo que reconocer que la crucifixión se realizaba clavando al reo por las muñecas, entre la base del cúbito y del radio, y no por las palmas de las manos, ya que éstas no soportan el peso del cuerpo. Los culpables de ésta equivocación son los artistas religiosos, al haber mostrado los clavos atravesando las palmas de las manos de Cristo en sus pinturas y esculturas desde el siglo IX hasta la actualidad. Sólo desde que, recientemente, ésto ha sido conocido, han aparecido fervorosos estigmatizados con heridas en las muñecas. Aunque ésto pueda parecer un duro golpe a su credibilidad, lo realmente maravilloso es que haya miembros de Mi rebaño que viven con tal plenitud su fe en Mí. Además, los estigmas no son sino otra importante manifestación de la mejor religiosidad posible, la que garantiza una transcendencia realmente cutre.
Por lo tanto quiero resaltar que los estigmatizados son sujetos de un misticismo incomparable, con un ejemplar fervor religioso que les hace dignos de admiración y de culto. Son el prototipo de creyente que hace grande tan hemorrágica fe y dan esplendor a Mi Iglesia, mientras ejercen de verdaderos paradigmas de disfrute religioso de la vida, entre sangrantes automutilaciones.

martes, 17 de febrero de 2009

Una fe anoréxica.

La débil condición humana hace que muchas veces la fe se debilite. Eso le puede pasar a cualquiera de Mis feligreses pero es llamativo lo mucho que le ocurre a los más elevados puestos de la jerarquía de Mi Iglesia.
Cuando los actos de Mi clero son incompatibles con la moral religiosa que proclaman es debido a que su fe les flaquea. Si se observa el funesto papel jugado por la Iglesia en la historia de la humanidad y su inquebrantable connivencia con los más poderosos, se ve que la incoherencia es la regla y no la excepción, por lo que es fácil deducir que en su seno la fe es extremadamente flaca y el porcentaje de no creyentes es mayor que en el resto de la población. La conclusión es que son simples impostores metidos en un oficio hipócrita que les ha hecho perder la posible fe que en su día tuvieron, pero que les hace gozar de una "posición respetable" de la que les resulta muy difícil salir. De ésta forma, se limitan a ganarse el sueldo con una profesionalidad admirable. Parece ser que, cuanto más cerca están las personas a Mi verdad, más motivos tienen para perder su fe, actuando como meros impostores que aprovechan su elevada posición para ejercer un poder sagrado. Sólo así pueden explicarse los continuos escándalos, en los que siempre ha estado involucrada la cúpula vaticana y su insaciable ansia de dinero y acopio de riquezas. Al mismo tiempo, se utiliza a los más incautos y bienintencionados clérigos para realizar acciones de beneficencia que sirven a la jerarquía para intentar ofrecer una imagen amable, mientras continúa con su pugna por el poder. Dichos clérigos, son fácilmente utilizados porque en muchos casos son los únicos que se creen lo que dicen, aunque, muy a menudo, no entiendan la actitud de sus superiores, auténticos conocedores de Mi verdad.


Es muy bonito, gracioso y patético cómo la masa adoctrinada de feligreses se empecina en seguir creyendo lo que el clero les ha inculcado, aún y cuando sean capaces de darse cuenta de su comportamiento incongruente e hipócrita, y se limitan a desconfiar de ellos pero nunca de sus dogmas. Porque la verdad de la fe emana de Dios hacia el hombre pero con Mi Iglesia como imprescindible intermediario y no a la inversa. Por eso es absurdo pretender que quienes están equivocados son los jerarcas católicos y que existe la entelequia que supone una religión basada en una verdad dictada por ellos pero al margen de ellos. Si los depositarios de Mi palabra son uno farsantes, nada garantiza la veracidad de sus aseveraciones.
Gracias a éste borreguismo, meritoriamente conseguido con la impronta del adoctrinamiento, y a la imperiosa necesidad que tiene la gente en creer a cualquier precio, a Mi Iglesia le basta con hacer uso del oscurantismo y de su incomparable hipocresía para seguir firmemente hacia adelante, procurando siempre el bien y la difusión de Mi verdad revelada con el noble fin conseguir así la salvación del individuo. Como última vía de escape siempre queda hacer una llamada a la irracionalidad y decir que los actos más descaradamente injustificables son imposibles de entender porque "Mi voluntad es inescrutable".
Una de las evidencias más conocidas en los últimos años (si se revisa la historia de la Santa Iglesia Católica rebosan por todas partes) es la del ejemplar Marcial Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo, que tan admirablemente volcados están en promover la fe del opulento. Otros ejemplos de entre los infinitos escándalos protagonizados por Mi clero son el encubrimiento de los continuos casos de pederastia, los protagonizados por la banca vaticana y las actividades mafiosas.
Aunque todo ésto pueda parecer reprobable, el hecho es que es algo que es consustancial a Mi Santa Iglesia y los resultados que ha conseguido en la propagación de la única fe verdadera son incontestables. Además quiero decir que, debido a que la condición humana es sumamente débil, la fe en el seno de Mi Iglesia acostumbra en muchos casos a ser tan extremadamente flaca que alcanza los niveles de anorexia. Pero, queridos feligreses, pese a todo debemos regocijarnos con la efectividad de sus técnicas que le han permitido alcanzar tan privilegiada posición, desde la que poder difundir su honesto mensaje de amor y esperanza.

domingo, 8 de febrero de 2009

La pesadilla de los ateos.

En ésta ocasión, querida feligresía, os quiero deleitar con un virtuoso vídeo en el que, para horror de los ateos, se argumenta a orillas de un lago a favor de la hipótesis de Mi existencia.



Los dos "figuras" que aparecen sentados utilizan, ni más ni menos que un plátano, para exaltar "Mi Creación". Analizando su forma desde una perspectiva completamente antropocéntrica llegan a la peregrina conclusión de que el plátano está especialmente diseñado a la medida humana. Es demoledor el argumento del envase biodegradable, con un sistema de "abrefácil" y de forma optimizada para ser introducido en la boca humana. Es aquí donde alcanza su momento sublime puesto que para hacer tan descabellado razonamiento no han hecho ningún chiste fácil con su forma fálica, lo que seguramente hubiese hecho mucha gracia y les habría dado más repercusión, pero resultando en extremo pecaminoso.
Pese a que evidentemente son dos adoctrinados borregos esforzándose en la búsqueda de explicaciones racionales, simplemente se limitan a dar una de las infinitas versiones de la "teoría del relojero". Por lo menos no son tan inútiles como parece, porque se han estrujado las meninges para elegir el fruto idóneo, ya que la cosa habría sido del todo hilarante si hubiesen escogido, por ejemplo, una sandía para tales argumentaciones. La única pena es que esta manida estrategia siempre fracasa ante el obvio razonamiento de que si maravilloso es un plátano, más maravilloso soy Yo, que tuve la ocurrencia, y entonces surge el problema mayúsculo de explicar quién me diseñó a Mí. En cualquier caso, me alegro profundamente de que no hayan mencionado ninguna planta alucinógena, posiblemente porque su fe ya les es suficiente para producir tal estado de enajenación mental.
Aunque éstos fieras son creacionistas, el fondo de su razonamiento es igualmente válido para todos aquellos que, sin serlo, llegan a las mismas conclusiones pero con más apeaderos. Me refiero a los partidarios de la "evolución teísta" que aceptan la evolución simplemente como un mecanismo de perfección ideado por Mí. Simplemente difieren en la forma pero comparten el fondo. Es el caso de la Santa Hipócrita y Católica Iglesia Romana y de todos aquellos que, limitados en su razonamiento antropocéntrico, creen en un propósito en la evolución que tiene, como no, que ser el homo sapiens. ¿Por qué no podría ser Mi Elegido el plátano si goza de semejantes virtudes?.
Por lo tanto, recomiendo a todos Mis devotos y aplatanados borregos que no se rompan la cabeza elaborando razonamientos completamente repetitivos. En lugar de eso es mucho mejor que eleven al plátano a los altares y le rindan culto en sus oraciones, que para algo he creado Yo un Blog (aunque eso sí en Blogger) como única vía de demostración de Mi existencia.

lunes, 2 de febrero de 2009

Por una transcendencia realmente cutre.

En los argumentos aportados a favor de la hipótesis de Mi existencia, se recurre a un concepto de Dios grandioso, diseñador del Universo y cuya magneficencia puede observarse en las sublimes leyes de la física que lo rigen. De ésta manera se aprovecha la innata tendencia del ser humano por buscar atajos intelectuales frente al sobrecogimiento que experimenta al tomar consciencia de la pequeñez e insignificancia de su vida en comparación con el conjunto del tiempo y del espacio. Una vez que la razón queda convenientemente anulada por la estupefacción, queda vía libre para que puedan ser asumidos los más pintorescos fenómenos místicos que, en realidad, eran los pretendían defenderse. Porque la necesidad de transcendencia acostumbra a surgir de forma mucho más primitiva, vulgar y ordinaria. Puesto que la hipótesis de Dios surgió cuando la concepción cósmica era completamente antropocéntrica y nadie podía plantearse la insignificancia de una especie de mamífero bípedo que habita un planeta insignificante en la inmensidad del Universo, sino por otros aspectos, mucho más cercanos, de su vida cotidiana. La búsqueda de la transcendencia en éste contexto está poderosamente mediatizada por la atávica atracción del ser humano por la mitología, la idolatría y la superstición. Por eso es totalmente imprescindible para Mí mantener esa religiosidad primaria, folclórica y cutre. Esa es la causa de que, aunque no deje de ser algo absurdo, deba ser tan arrogante como para estar siempre ansioso de recibir oraciones y alabanzas, vigilar actos y pensamientos y administrar bendiciones y castigos. El fin último es que Yo ejerza un paternalismo supremo. Dados los requerimientos humanos, el progreso hacia una transcendencia cutre es la mejor manera de asegurar la fortaleza de Mi Iglesia. De hecho conseguí el gran logro de que un Dios ya sospechosamente humano, como era la versión Dios 1.0. , alcanzase la más sublime cutrez humanizante y paternalista teniendo un hijo.

Pero, mientras parte del cristianismo se estancaba, Mi Santa Iglesia supo seguir optimizando la cutrez y se originaron los incontables cultos a los más diversos Cristos, Santos y Vírgenes. De tan magistral modo es es como se consigue integrar la impetuosa tendencia humana a divinizar cualquier cosa, a la vez que se produce una atomización de la fe para adaptarse a los requerimientos de los diversos ambientes locales, en un politeísmo inflaccionario de facto, pero sin abandonar nuca formalmente los principios de Mi moderna religión monoteísta. Ésto supone un nuevo avance en la explotación de los más irracionales impulsos mitológicos, supersticiosos e idólatras. Es tal la devoción pintoresca, folclórica y costumbrista, que se le profesa a todas esas advocaciones marianas, santidades y Cristos que muy frecuentemente es gracias a ésta cutrez como se alcanzan las más altas cotas de fe. De hecho, mucha gente, siente mucha más devoción por la Virgen o Santo de su pueblo que por Mí mismo y se llega al más absoluto absurdo de que solo cree residualmente en Mí como mero trámite ineludible.
No hay nada más bonito para Mis feligreses que poder rezarle y pedirle deseos a una imagen, bien pictórica, bien tallada en madera, de una divinidad local emperifollada con todo tipo de recargados abalorios de sublime cutrez, frecuentemente con un punto macabro, y muy al gusto del lugar. El fundamental factor supersticioso queda bien de manifiesto en el hecho de que muchas veces también se usan dichas imagenes como amuleto o se le ponen velas para buscar la suerte. Incluso resulta frecuente, en las zonas donde predomina la fe del hambriento, que éstos cultos a Vírgenes o Santos se hibriden con todo tipo de de prácticas esotéricas y ocultistas.
Magníficas muestras de cutrerío son la adoración de trozos resecos de Santos y las pomposas procesiones en las que, incluso, lo más frecuente la pugna entre cofradías o hermandades rivales. Otro aspecto de la búsqueda de cercanía es el trato que se le suele dispensar a las deidades locales en forma de "nuestra señora" o "nuestro señor" de donde corresponda. Ésta religiosidad folclórica y completamente volcada hacia la simbología idólatra de trasfondo tribal provoca las más profundas "convicciones religiosas" y sólo puede ser entendida por quienes han sido educados en ella. De hecho, a mis feligreses no les basta con haber sido convenientemente adoctrinados en la fe en Mí, sino que requieren un adoctrinamiento adicional, costumbrista y localista para no contemplar esas tradiciones con cierta extrañeza. Ésto supone, evidentemente, el punto culminante de la irracionalidad religiosa, siempre tan positiva.
Además, la virtuosa mezcla de la cutrez, la Santa Hipocresía y al oscurantismo, da lugar a la característica atmósfera enrarecida de Mi religión.
La aplicación del recurso del cutrerío, en cualquiera de sus infinitas formas posibles, da siempre excelentes resultados. Por lo tanto no conviene engañarse con las presuntas demostraciones de Mi existencia en base a un Dios sublime, ya que una cosa es la estrategia adoptada para defender la fe los ataques racionalistas y otra, muy distinta, la realidad del "sentimiento religioso". Lo que verdaderamente genera fe es un Dios como Yo, mundano y humanizado que garantiza una transcendencia verdaderamente cutre.

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