
Mientras ciertos grupos de irreductibles fieles, siempre iluminados por su fe, se amurallaban en su interpretación literal del Génesis, la Iglesia católica evolucionó siguiendo la estrategia de alejamiento de lo científicamente demostrable, adaptando su mensaje al nuevo entorno. Al fin y al cabo, la evolución convenientemente interpretada como un mecanismo ideado por el Gran Ingeniero en forma de subida constante, predecible e inevitable (un modelo completamente lineal) en la escala de la perfección hasta culminar con el ser humano, es una idea demasiado halagadora y conveniente para recomponer su autoestima, como para no ser aprovechado por mi Iglesia.
La clave por tanto, no es negar la evolución sino admitirla como un mero mecanismo divino dotado de la noble finalidad de culminar en el ser humano. Podría parecer que un Dios omnipotente se podría haber esmerado un poquito más en el producto final pero esa crítica es difícil que sea planteada por una especie tan prepotente como la humana. Este modelo recibe el nombre de evolución teísta y sus fundamentos son compartidos también en masa por mucha gente que no profesa mi religión pero siente esa visceral necesidad de creer en un ser superior que les garantice su transcendencia.
En algunos casos, en el proceso de fabricación de ésta escala de perfección se puede llegar a hilar tan fino que el razonamiento sirve de base a razonamientos racistas, llegándose a concretar como cumbre evolutiva la raza a la que pertenece el autor.
Pese a la lógica reticencia con la que mis feligreses observan la teoría de la evolución, es mejor apostar por el caballo ganador y aceptarla con matices para hacerla compatible con la fe. Eso no quita para que podamos seguir el viejo recurso de usar las dudas que surgen en la ciencia como pruebas a nuestro favor.
Con la evolución teísta queda reafirmada y ensalzada mi suprema grandeza.
La clave por tanto, no es negar la evolución sino admitirla como un mero mecanismo divino dotado de la noble finalidad de culminar en el ser humano. Podría parecer que un Dios omnipotente se podría haber esmerado un poquito más en el producto final pero esa crítica es difícil que sea planteada por una especie tan prepotente como la humana. Este modelo recibe el nombre de evolución teísta y sus fundamentos son compartidos también en masa por mucha gente que no profesa mi religión pero siente esa visceral necesidad de creer en un ser superior que les garantice su transcendencia.
En algunos casos, en el proceso de fabricación de ésta escala de perfección se puede llegar a hilar tan fino que el razonamiento sirve de base a razonamientos racistas, llegándose a concretar como cumbre evolutiva la raza a la que pertenece el autor.
Pese a la lógica reticencia con la que mis feligreses observan la teoría de la evolución, es mejor apostar por el caballo ganador y aceptarla con matices para hacerla compatible con la fe. Eso no quita para que podamos seguir el viejo recurso de usar las dudas que surgen en la ciencia como pruebas a nuestro favor.
Con la evolución teísta queda reafirmada y ensalzada mi suprema grandeza.
1 comentario:
Vaya! pero que me encuentro? Sátira quizá? O es la adaptación de una figura inexistente (y por ende adoptable en escencia por una mente inventiva como la suya), es claro que ud. ha capturado la escencia de mis ideas de una manera mas cruda, directa, y por supuesto irónica y satírica. La figura de un Dios adopada de manera que es utilizada para ridiculizar el mito de un Dios cuya palabra es verdad absoluta. Una mente mas allá de toda razón, de cualquier física, una mente abstracta que, siendo omipotente, omnisciente y omnipresente, no va más allá de unas ideas si fundamento, controladas todas por una institución no muy diferente al partido.
Es acaso ud. una figura como el Gran Hermano? Abstracta realidad, figura representativa, ícono títere, cuyas palabar y pasado son modeables y absoluta e infinita verdad de todos los tiempos?
Vaya Dios que es ud., Quien realizare mi sueño de toda la vida, de una manera tan simple. No la de ser Dios, por supuesto pues en mi mente lo soy. Sino la de representar al Dios cristiano, al Gran Hermano en escencia, como hácesele en las oficinas del ministerio de la Verdad. Usted es realmente una figura bastante iteresante, me mantendré en contacto, una idea tan excelente no merece ser desperdiciada.
Si bien es la sátira el elemento principal, Dios ha sido mortalizado (ha sido reducido de su figura de gran señor del universo, a una mente tan cerrada, tan estrecha, que bien podría morir en cuato sea escrita su palabra diretamente de sus manos, y no "a tavés de sus seguidores, santos y apóstoles"). Dios aqui encuentra su ocaso, su final, su muerte, se le ve reducido a basura, insignificante mente que al ser descubierta en lugar de ocultarse tras aquellos misterios y contradicciones que danle un aire de omnipotencia, se convierte en una mente ridícula, en un paria entre nosotros, mentes lúcidas, que hemos descubierto a aquel impostor que se eleva mas allá de sus creadores autodenominándose creador de éstos.
Ya me he extendido demasiado, pero vaya idea la suya! (O será que yo mismo me estoy idealizando lo que la figura que ud. representa, para mí es una utopía??)
Esaré al pendiente, y esta ud. agregado a mis listas. Espero se dé una vuelta por mi blog, en donde Dios no existe, sino como símbolo del poder. El poder es Dios.
Publicar un comentario