miércoles, 5 de marzo de 2008

El regreso de mi gran amigo Rouco.

En el día de ayer era elegido Rouco Varela como presidente de la Conferencia Episcopal española. Tras un paréntesis de tres años ha reconquistado el puesto que en justicia le corresponde.
La victoria el amigo Rouco ha sido interpretada por la opinión pública española como la victoria del conservadurismo y una vuelta a las posiciones más duras de la Iglesia católica en ese país.
Se le ha intentado descalificar catalogándolo de ultraderechista, entre otras cosas, por su frontal oposición a al asignatura de Educación para la Ciudadanía. Dado que la eficacia del adoctrinamiento en la fe es incomparablemente mayor cuando éste se produce en la más tierna infancia es evidente que el Cardenal defiende la postura más conveniente para su Iglesia. De otro modo se perdería la gran ventaja con la que hemos contado siempre frente al, tan denostable, laicismo.

Por otro lado se le ha atacado por su posición férreamente conservadora. Desde diversos sectores se está intentando hacer ver que la Iglesia tiene que adaptar su mensaje a los nuevos tiempos que corren y olvidarse de sus viejos dogmas en temas como anticonceptivos, aborto, homosexualidad, etc.
Ante esto tengo que dejar muy claro que los dogmas de la Iglesia están basados en principios absolutos dictados por mí. Siendo así es evidente que los dogmas son inmutables, si no lo fuesen, se verían relativizados los conceptos del bien y del mal. En caso de que eso ocurriese mi Iglesia carecería de todo sentido y bastantes veces hemos tenido ya que reconocer nuestros errores. Parece que a mucha gente le cuesta entender algo tan sencillo como esto. La fuerza de una religión está en establecer principios absolutos e inmutables, si no, habría que considerarla como una simple manera de satisfacer las necesidades humanas de búsqueda de la trascendencia para vencer su miedo a la muerte. Se vería que somos igual de válidos que cualquier culto pagano.
Por lo tanto el mensaje de la Iglesia no puede cambiar en su fondo, por mucho que se lo pida la sociedad. Todo lo más puede intentar venderlo de una forma más comercial. De todos es sabido
que el temor y la humillación a Dios han perdido su, antaño, gran aceptación.
Como el deber de mi Iglesia es procurar la salvación del mayor número posible de almas por su propio bien, es imprescindible que ésta se inmiscuya en política y vea al laicismo como al "Anticristo". Esto lo sabe muy bien el amigo Rouco.
Quiero destacar también sus excelentes relaciones con el Opus Dei y con el Sumo Pontífice, saliendo en su defensa como guardián de la doctrina católica ante hechos como que en 2007 fuese confirmada la condena por el Tribunal Supremo al Arzobispado de Madrid, por él dirigido, por no ejercer vigilancia y control sobre los párrocos de sus diócesis, como se expone en el Derecho Canónico. La sentencia estableció que el Arzobispado de Madrid era el responsable civil subsidiario por un caso de abusos continuados a un menor perpetrados por un sacerdote del barrio madrileño de Aluche. Dicha condena consideró probado que tanto la persona de Rouco Varela como el arzobispado conocían los hechos y los ocultaron.

Mi más calurosa felicitación amigo Rouco.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Yo hubiera votado a Paco Clavel directamente,en vez de a´esta mal imitador.

Difunde Mi Palabra

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...