domingo, 24 de enero de 2010

El hereje Saramago.

Esta es la blasfema entrevista que concedió el premio Nobel José Saramago en radio nacional de España para hablar de su última obra "Caín".



Puede comprobarse en esta entrevista su irreverente actitud y su indecente falta de respeto por lo sagrado. Es inadmisible que se crea capacitado para juzgar en su libro racionalmente Mi muy cruel versión Dios 1.0. en función de lo que aparece escrito en la Biblia. Tiene razón en que Yo sólo Me he dignado en roper Mi ancestral indolencia de forma muy breve para crear un mundo de existencia insignificante corta comparada con la Mía. Su herético comportamiento le hace merecedor de la más horripilante y vengativa condenación. Quiero por ello exhortaos, queridos feligreses, a que, de forma meditada y cabal, hagaís acopio de la suficiente cantidad de amor en vuestros corazones, como para saquear piadosamente las librerías y formar con este libro grandes y purificadoras hogueras con las que poder iluminar el recto camino de la fe a la humanidad. Todo ello con el tan tradicional grito de: ¡¡¡muerte al hereje!!!.

viernes, 15 de enero de 2010

La irrelevancia de la catástrofe de Haití.

El nuevo Obispo de San Sebastián ha realizado unas iluminadoras declaraciones acerca del terremoto recientemente acaecido en Haití:

"Existen males mayores que los que esos pobres de Haití están sufriendo estos días", "También deberíamos llorar por nosotros, por nuestra pobre situación espiritual, por nuestra concepción materialista de vida". "Quizás es un mal más grande el que nosotros estamos padeciendo que el que esos inocentes también están sufriendo".


Con estas declaraciones, el diligente pastor de Mi Iglesia no hace sino separar el polvo de la paja e indicar el recto camino a su rebaño. Porque lo triste, querida feligresía, no es que hayan muerto miles de personas en un terremoto y que el resto de la población tenga que intentar de forma desesperada sobrevivir en la miseria más absoluta. Tampoco lo es que ésta catástrofe venga a sumarse a la producida por las tormentas tropicales y huracanes padecidos en 2008, que han agravado el Infierno en el que dicha población vivía por sus miserables condiciones de pobreza. Lo triste es la existencia de aquellos que viven sin fe en Mí.



Hijos Míos, la muerte sólo es un trámite necesario para lograr el inmenso gozo de vivir la más placentera vida eterna a Mi lado. Eso, claro está, para aquellos que hayan militado en la religión correcta que es la Mía, llevando una existencia virtuosa y sometida a los principios y dogmas de Mi Iglesia. Todos aquellos que hayan optado por otras religiones o hayan adulterado la Mía con ritos mágicos y animistas como el vodú, sólo pueden esperar la más penosa condenación. Dado el inmenso poder que tiene la miseria para producir fe es de esperar que haya una gran proporción de creyentes. Lo malo es que la pobreza, cuanto más profunda, más acostumbra también a generar creencias sobrenaturales aberrantes, y esta nación es especialmente pobre y pródiga en dichas manifestaciones. En cualquier caso, tiene toda la razón Mi servil Obispo, no hay que preocuparse por la existencia de tantas víctimas, ya que Yo Me encargaré de que los que han llevado una vida devota se vean recompensados con el goce eterno de Mi Cielo y los que no con los horrores del Infierno. El que pueda existir una elevada proporción de los últimos debido a la contaminación de su fe, tampoco debe apenar a Mis fieles porque sólo tienen lo que se merecen. Además, las horribles condiciones de la existencia que tendrán que padecer allí seguramente no se les hagan tan insoportables en comparación con las que han tenido que sufrir en vida.
También debo reseñar que si esa nación padece tal acumulación de desgracias no es sino porque esa es Mi Omnipotente y Omnisciente voluntad, siendo una mera prueba más lo sádico de Mi condición. La situación de Haití no es grave porque nada de lo acontecido perjudica los intereses de Mi Iglesia, que tanto provecho sabe sacar de la miseria y la ignorancia para propagar la fe, por muy contaminada que pueda estar en países como este. Se trata de un país con una vida espiritual muy intensa, quizás hasta demasiado por sus pecaminosos devaneos con el malvado Satanás.

Pero si bien es malo tener una espiritualidad tan desbordante y desorientada, más rave y preocupante es no tenerla de ningún tipo. El que el desarrollo y el aumento de la cultura de una sociedad tan tradicionalmente subyugada como la española a Mi Iglesia esté provocando la disminución de su fe y la pérdida del temor por su dios es lo que más debe preocuparnos, queridos fieles. Eso es lo que más pone en peligro la religiosidad y hace disminuir el poder, la influencia y la financiación de Mi Iglesia, dificultando su proverbial labor tutela de las libertades y de pastoreo de la población hacia la incuestionable verdad de amor y esperanza de un dios tan infinitamente bondadoso como Yo, al que tanto le gusta hacer sufrir a sus criaturas por acción u omisión.

jueves, 7 de enero de 2010

El pecado original.

En el siguiente vídeo puede verse a ese ateo malvado llamado Richard Dawkins hablando de un concepto de importancia tan vital para Mi religión como es el del Pecado Original:



Como habéis podido comprobar, querida feligresía, es lamentable que pueda existir la posibilidad de ridiculizar un dogma de fe como es el del pecado original. Lo que todo buen creyente de Mi religión debe hacer para olvidarse de éstos ataques racionalistas es aborregarse aún más y dejarse pastorear servilmente por los pastores de Mi Santa Iglesia.
El pecado original es un pecado de soberbia, hombres y mujeres autosuficientes, independientes, rebeldes a toda norma, orden o mandato, aunque venga del Papa. Para ellos sólo vale lo que ellos opinan, y lo que ellos quieren. No se someten a nadie. Quieren ser como dioses. Ése fue el pecado de Adán y Eva.
Por supuesto que es absolutamente absurdo e incongruente pretender basar un dogma de fe de tanta importancia en Mi religión el episodio bíblico de Adán y Eva y decir al mismo tiempo, para adaptarse al conocimiento científico que evidencia su carácter mitológico, que se se trata de algo meramente simbólico. Pero el problema, como siempre, no está en el absurdo que rezuma a borbotones en todo lo que integra Mi religión y que siempre puede salvarse alegando al Misterio Divino, sino en el hecho de que haya quien haga ilegítimo uso de la razón para desasosegar la plácida existencia que llevan Mis aborregados creyentes, con su ejemplar limitación mental al servicio de la fe. Tan devastadora misión en contra de la fe sólo puede ser llevada a cabo por aquellos que están al servicio del malvado Satanás, por mucho que su existencia esté tan repleta de absurdo como la Mía.
Debo decir también que la cruel tortura a la que sometí a Mi propio hijo de forma completamente arbitraria y caprichosa, para redimir al ser humano un pecado que Yo hice hereditario, responde a Mi consabida condición de sádica bondad, de la que ya Me he dignado a hablar en anteriores entradas de este iluminador blog.
En lo único que puedo dar la razón al execrable ateo Richard Dawkins es en que el concepto de pecado original resultará completa chocante para aquellos que no hayan recibido el suficiente adoctrinamiento, a los que tengo que añadir la no despreciable cantidad de creyentes que se evita a sí mismo el mal trago de conocer el inconsistente entramado que soporta la estructura de esa religión en la que creen por inercia y por simple necesidad de creer.
El pecado original, querida feligresía, es caer en la infinita soberbia de creerse Dios, que sólo puede haber uno y ese, por supuesto, que soy Yo.

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